LXXI.


Me gusta sentarme en el último asiento de los aviones y tirarme a escuchar
The Partisan de Cohen en el ipop. 
Allí arriba, solo, donde la vida se parte y te da una hora de tregua.
Como la paz que sacia al mono y apaga el incendio para dejar sólo una vela encendida.

Eso es el limbo.

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