LXII.

hay un misterio en tu acequia boca
única bruma en el canal de la noche
que escucha la arena de faroles rojos del Fósforo
y mi mano hasta la orilla de un tiempo que guardo mejor que nunca
por ti cortina danzante en la espesa tiniebla inmóvil
y el gato se estira como la pantera que soy hasta la muerte
como el vientre tuyo que siembra el verano de nunca retorno

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